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Empresas familiares: tips para una buena transición

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En la Argentina, apenas una de cada cuatro compañías pasa a la segunda generación. Qué aspectos tener en cuenta para asegurar la continuidad del negocio con el traspaso generacional.

Una empresa familiar (EF) es una familia que maneja un negocio del cual es propietaria o un negocio propiedad de una familia que, además, lo gestiona. Es decir, hay tres conceptos integrados que la definen: familia, propiedad y negocio. Se estima que, en la Argentina, las EF generan entre el 40% y el 42% del PBI y son responsables del 70% de los puestos de trabajo.

Sin embargo, un tema que genera interés es la continuidad del negocio con el correr de los años y la incorporación de nuevos miembros de la familia a la organización. Los números son elocuentes: en nuestro país, apenas un 25% de las EF pasa a la segunda generación, un 9% a la tercera y solo el 1% llega a más generaciones, según datos del Club Argentino de Negocios de Familia (CANF).

A nivel global, las cifras no difieren demasiado: el 75% de las EF transitan la primera generación; el 16%, la segunda; el 8%, la tercera y solo el 1% llega a la cuarta, cita el consultor Eduardo Press en su libro “Empresas de familia. Del conflicto a la eficiencia”.

Un dato clave: entre los 53 y 57 años del fundador se vive una crisis. En ese momento, los hijos suelen definir si van a trabajar en el negocio familiar o si prefieren desarrollar su carrera lejos de la tutela de sus padres”, sostiene Press. En pos de asegurar la continuidad del negocio, es necesario tener en cuenta algunos parámetros para llevar adelante una transición exitosa.

El fundador deberá saber transmitir a sus potenciales sucesores cómo conservar y desarrollar ventajas competitivas sobre las que se apoye el éxito del negocio. Por ejemplo, si las ventajas principales estuvieran en el área de marketing, convendría ponerlo a trabajar allí y no a cargar datos administrativos simplemente para que empiece desde abajo”, sugiere por su parte el consultor Santiago Dodero, desde las páginas de su libro El método EFE.

En la medida en que sea posible, agrega, es bueno que los potenciales sucesores roten de puestos de trabajo y que empiecen por donde sea más probable que tengan un mejor desempeño. “Se recomienda dar al hijo una tarea bien definida, de acuerdo con sus habilidades y preferencias, precisando sus responsabilidades y objetivos”.

En pos de tener una buena transición, y aunque aclara que no necesariamente garantizan el éxito 100%, Press recomienda tener en cuenta los siguientes factores como puntapié:

  • Cuanto más temprano se haga, mejores serán los resultados.
  • Se debe entender que es un asunto asociado a la vida de la familia y de la empresa.
  • Es importante tener en cuenta el interés de los hijos. ¿Están interesados en continuar con el negocio? ¿Quieren hacerlo? ¿A alguno le interesa más que a otro?
  • El solo hecho de ser hijos del dueño o fundador no quiere decir que cuenten con la preparación necesaria para asumir la dirección de una empresa. Comenzar el proceso con tiempo les permite prepararse para cuando llegue ese momento.
  • Es recomendable que la designación de quién asumirá la dirección sea por consenso de toda la familia, tanto de los que trabajan en la empresa como de quienes no lo hacen.
  • Una vez que haya sido designado quién asumirá la dirección, es conveniente que los primeros tiempos sea una tarea compartida entre hijo y padre, desarrollando un proceso paulatino de asunción de responsabilidades por parte del nuevo y de delegación por parte del que deja la posta. Lo más beneficioso es lograr un buen acople entre ambos y entre los hermanos, si los hubiera.
  • Es aconsejable abrir la discusión sobre la incorporación de un gerenciador ajeno a la familia. Se suelen resolver muchos temas sumando esa figura.
  • Se puede apostar al futuro, designar a un miembro de la familia para que asuma dentro de un determinado tiempo y planificar su preparación para ese momento.
  • Obviamente, cualquiera sea la definición a la que se llegue, esta debe tomar en cuenta las necesidades de la empresa y de la familia.

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